Los obreros sepultados en la Ruta 40
Tuve el privilegio de conocer la ruta 40 en el tramo Esquel- El Bolsón cuando aún era de ripio y se llamaba Ruta Provincial 258, cuando los arroyos que cruzan su trazado se vadeaban porque no existían los puentes sobre la misma. Eso fue en 1980/1981, en el Torino gris de mi viejo.
Antes incluso de que Benneton se hiciera de los campos de la Compañía y se desviará la ruta para que no pasará por el fastuoso casco de la Estancia Leleque.
Cuando en el año 1981 los delirios de progreso a como de lugar empezaron a pergeñar la represa sobre el río Epuyen, el trazado de la ruta, que hoy se llama 40 y antes se llamó 258 se modificó, porque el valle iba a quedar sepultado bajo agua.
En la zona que hoy se conoce como Angostura o Garganta, la ruta que originalmente iba por el valle se hizo trepar montaña arriba.
Para ello fue necesario hacer voladuras y hacer murallas de contención para que la montaña no cayera sobre la ruta. Es entonces, a mediados de los ochenta que se empiezan a construir los paredones que contienen el cerro para que no caiga sobre la ruta. No puedo asegurar qué empresa fue la contratista pero algunos me aseguran que fue Contreras. La cuestión es que esos contratistas trajeron obreros de otras provincias, hombres solteros que generalmente vivían en gamelas o simplemente en los trailers que solemos ver a los costados de los caminos. Los paredones, como solemos decirles los lugareños, son los lugares disputados por los partidos políticos para hacer sus "falsas promesas" y desde un tiempo también las asambleas socio ambientales de la Comarca Andina los usamos para reafirmar nuestro mensaje de No a la Megamineria.
En una de esas tantas jornadas artísticas antimineras alguien me comentó la razón de esos triángulos de hormigón en la base, casi siempre tapados de yuyos y de piedras de los paredones, "ahí les prenden velas y ponen flores a los muertitos sepultados", y me cuentan que al menos tres obreros quedaron sepultados en el hormigón cuando se derrumbó parte de la montaña. Nadie sabe nombres, nadie sabe quiénes fueron, si sus cuerpos pudieron ser rescatados o aún están allí, los muertos anónimos del capitalismo, los "sin nombre" del progreso.
Paso a menudo por los paredones, por lo menos dos veces por semana, y no puedo dejar de pensar en ellos. Esta nota es más que una nota. Es una botella al mar. Una invitación para que aquellos, que puedan aportar datos, nombre, algo sobre estos muertos anónimos lo haga. Dejo aquí el e mail de nuestra asamblea: asambleavecinosepuyen@gmail.com
Para que podamos hacer al menos un reconocimiento a esas víctimas de la explotación capitalista. Porque esos muertos son nuestros muertos.
Epuyen 11 de julio 2021
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